Kodawari

Photo by Ala J Graczyk on Pexels.com

Encontré este concepto japonés en “Ikigai Esencial” (Ken Mogi, 2018), que se describiría como un compromiso personal con el perfeccionamiento de una actitud, acción, habilidad o destreza. Un compromiso no impuesto desde fuera, que brota desde lo más íntimo de cada persona, desde su identidad. Actuar con kodawari implica así el cuidado paciente, honrado, creativo y humilde de los detalles; es el amor y compromiso personal a lo bien hecho, por sencillo y modesto que sea. 

Podría tratarse (como ejemplifica Mogi en el libro) de dedicar cada día a hacer el mejor ramen, intentando una y otra vez hacerlo mejor, perfeccionando la receta; o cultivar los bonsais más bonitos, arte que requiere aprendizaje constante, prestar atención a los detalles y espera.

«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito».

Aristóteles.

Me ha parecido un concepto contracultural en este mundo que está enfocado en la productividad y el éxito, y en su lugar propone poner la atención en la fecundidad y felicidad a través del cultivo modesto y perseverante de un talento o destreza. En lugar de hacer mucho se enfoca en hacer mejor, aspirando al perfeccionamiento del ser (que no es lo mismo que el defecto del «perfeccionismo»). El logro no se mide en función del reconocimiento -profesional, económico, etc.- sino en la satisfacción personal por el progreso personal, el perfeccionamiento, en la mejora continua, el aprendizaje constante, en el florecimiento; el reconocimiento es una consecuencia posible y lógica, quizás deseable, pero no un fin. Tampoco se trata de la búsqueda compulsiva y ansiosa del perfeccionismo neurótico. Apunta que nuestra identidad, la razón de vivir y felicidad está en desarrollar este talento hasta nuestra mejor versión. Actuar con kodawari aporta propósito a nuestras vidas. 

Photo by Content Pixie on Pexels.com

Por cierto, “Ikigai” es este concepto japonés que he visto en las redes sociales usualmente en este gráfico de 4 círculos que se intersecan para generar una vida con propósito. Cada círculo representa un aspecto que hay que equilibrar: lo que soy bueno, lo que me gusta, lo que genera ingresos y lo que necesita el mundo. Se trata de este tipo de palabras que no existen en nuestro idioma y me parece interesante porque el lenguaje expresa una cultura y si no tenemos el término es porque esta actitud no está presente en nuestro ambiente social predominante. Por ello es importante conocer otras culturas, éstas con sus palabras y costumbres tienen otra perspectiva del mundo y de la vida que puede enriquecer nuestras miradas.

Nuestro modelo educativo prioriza la atención de las debilidades -si sacas mala nota en matemáticas, el esfuerzo del sistema y los padres se enfoca en nivelarte en esa materia-, en lugar de identificar las fortalezas para potenciarlas, porque ahí está tu rasgo diferenciador. No hay que malinterpretar esta idea, no se trata de despreocuparte de las matemáticas (o cualquier asignatura), sino que más impacto tendrá en nuestra vida desarrollar nuestros talentos que equiparar nuestras debilidades. 

Preguntas para reflexionar:

  • ¿En dónde inviertes más tus recursos (tiempo, energía y atención), en desarrollar tus talentos o en compensar tus debilidades?
  • ¿El cuidado de tu reputación te impide enfocarte en vivir con propósito?
  • ¿Conoces otros ejemplos de «Kodawari»?

¿Te ha gustado mi post? Regálame una calificación:

Puntuación: 1 de 5.

Reseña: Cometas en el Cielo

Inicié el 2015 con una meta: leer más. De hecho me comprometí con un desafío de lectura que no completé pero que me mantuvo motivado todo el año. Consiguió su cometido, multiplicar mi estante de libros leídos y reducir la pila de pendientes. Y seguramente lo voy a continuar en el 2016.

Cometas en el cieloSin dudar, la mejor novela que leí el 2015 fue Cometas en el Cielo. La recomendaré mil veces. La narrativa de Khaled Hosseini (el autor) me atrapó: los diálogos, los escenarios, las emociones; la ternura de una amistad sin condiciones, la traición provocada por la cobardía, la culpa, el amor, la reconciliación. Lleno de matices y de giros radicales. Una historia donde se ve crecer la violencia que se lleva la inocencia de los niños (y la de los adultos también), que genera el desarraigo, el fracaso, la soledad. Y donde al final triunfa el humilde amor que lo espera todo, que lo cura todo.

Me quedo con una palabra que mejor describe esta historia: Conmovedora.

La frase: «Por ti lo haría mil veces».

Hosseini, afgano, también consiguió convertir mi imaginario sobre Afganistan, se hizo un lugar más humano, menos ajeno y lejano. Estoy seguro que no será la última novela que leeré de este autor.

Reseña: Las uvas de la ira (John Steinbeck)

las uvas de la ira«…en los ojos de la gente se refleja el fracaso; y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia.»
La primera vez, hace algunos años, que leí una obra de Steinbeck (La Perla) me gustó muchísimo su realismo social. «Las uvas de la ira» me gustó aún más: he disfrutado la capacidad narrativa (un arte admirable) para ponernos frente a la vida de las víctimas y denunciar el contexto deshumanizador que deben sufrir, lleno de odio, pérdidas, tristeza, discriminación, injusticias, ira… pero en los que también encuentras esperanza, solidaridad y alegría.
Si sólo debiera rescatar un aspecto de esta novela sería que logró hacerme sentir parte de esta familia, los Joad, a quienes les toca vivir un proceso durísimo: dejar tu hogar por la fuerza, emigrar hacia un futuro incierto porque no hay otra opción, ser odiado por buscar un medio para sobrevivir, perder la dignidad por hambre, ser testigos de cómo se va destruyendo tu familia, luchar porque de eso depende la vida, tener miedo de todo, quedar impotente frente al trato injusto… y a pesar de todo queda la esperanza y la solidaridad como última respuesta a la vida.
Esta obra, ganadora del Pulitzer, está ambientada en los EEUU de la Gran Depresión: «Describe el proceso por el cual los pequeños productores agrícolas son expulsados de sus tierras por cambios en las condiciones de explotación de las mismas y obligados a emigrar a California donde el tipo de agricultura requiere mano de obra durante la cosecha. En concreto, narra las dificultades de la familia Joad en su éxodo desde Oklahoma hacia California en busca de mejores condiciones de vida. Steinbeck exalta los valores de la justicia y la dignidad humana en una Norteamérica que vive una etapa de profunda injusticia económica y política.» (Fuente: Wikipedia)
Mientras investigaba «Las uvas de la ira» descubrí que fue un libro sumamente polémico, incluso prohibido en algunos ámbitos porque vincularon a Steinbeck al socialismo («esos rojos hijos de puta»), debido a su alto tono de denuncia al capitalismo. No sé si Steinbeck era socialista, este libro está escrito desde la rabia frente a un sistema deshumanizador (y las personas que se benefician de él) que no le importa sacrificar familias enteras en nombre del «progreso de la sociedad» y el «bienestar» de unos pocos. No está escrito desde una ideología sino desde una posición social, desde la perspectiva de las víctimas inocentes de esta sociedad que ha perdido el sentido:

Madre migrante, foto de Dorothea Lange, muestra a los desposeídos cosechadores de California, centrándose en Florence Owens Thompson, de 32 años, madre de 7 hijos, en Nipomo, California (marzo de 1936).

«Quiero colocarles la etiqueta de la vergüenza a los codiciosos cabrones que han causado esto.» John Steinbeck
Si gustas de la buena literatura es una novela imprescindible y a pesar de que fue escrita en 1.939, es muy actual: sólo recordar lo que viven millones de migrantes en todo el mundo. Lectura obligada.
PD: Por cierto, hicieron una película basada en el libro, la buscaré…

Desafío de Lectura 2015

Veamos cómo me va con este #retolectura2015 (iniciado en Enero 2015)

¿Quieres?

Para hacer un mundo mejor lo primero es querer… ¿Quieres? ¿Realmente quieres desde el corazón? ¿Lo deseas de tal manera que define tus elecciones de cada día, las relaciones con las personas, lo que consumes, cómo gastas tu tiempo, tus pensamientos?

Si no quieres, nada va a cambiar…

…cayendo de rodillas, le dijo: «Si quieres, puedes curarme».
Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Sí quiero…»